Posada en el balancín,
Doy vueltas sin parar,
En la noria de madera,
Me paseo en libertad.
De los charcos me evaporo,
Para acabar en el cielo,
Cuando tengo ganas lloro,
Y así, vuelvo al suelo.
Más tarde voy al rio,
Con los renacuajos juego,
Llego a la mar salada,
Y el sol me regresa al cielo.
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